¿Qué significa un mal control de la humedad relativa en los gastos de tu industria?

Intentar mantener la temperatura ideal para tus procesos industriales será muy difícil, cuando no imposible, si no consideras un adecuado control de la humedad relativa. Esta relación es así de simple: la cantidad de calor generado en un ambiente se verá afectado considerablemente por la cantidad de agua presente en el aire.

Si no controlas adecuadamente la humedad relativa, siempre tendrás variaciones de temperatura, por mucho que cuides tu equipo de refrigeración.

Sin embargo, este factor es desestimado en muchas instalaciones de refrigeración industrial, ya sea para la industria de alimentos y bebidas, minería, metal-mecánica, metalúrgica, por  mencionar algunas.

Es muy fácil distraer nuestra atención hacia los equipos, y no hacia los problemas que resuelven. Pero cuando se invierte en un sistema de refrigeración industrial, no sólo se contempla la compra de equipos, sino de toda una planeación al interior de tus procesos de producción que considere los requerimientos específicos de tu producto, las condiciones climáticas y físicas de tu planta, el tamaño y ritmo de tu producción, el espacio disponible, entre otras cosas. No inviertes en maquinaria. Inviertes en lo que al final del día se traducirá en el control de tus procesos.

Entonces, ¿qué es la humedad relativa y por qué es tan importante? Comencemos por antes aclarar:

Qué no es la humedad relativa

Cuando escuchamos hablar de humedad relativa en un proceso industrial, pueden venir ideas equivocadas a nuestra mente. Muchas veces se confunde “humedad relativa” con la idea, mucho más general, de “humedad”.

Todas las industrias requieren de vapor, agua u otro tipo de líquidos. A la presencia de estos líquidos en la superficie o el interior de los cuerpos se le conoce como “humedad”.

La humedad relativa, por otro lado, no tiene que ver con los  líquidos que se utilicen para tus procesos productivos sino con la cantidad de agua, en forma de vapor presente en el aire, en comparación con la cantidad máxima de agua que puede mantenerse a una temperatura dada.

¿Por qué necesitas controlar la humedad relativa?

Primero que nada, controlar  la humedad es fundamental para que cualquier edificación pueda funcionar correctamente; la misma resulta importante para proteger a los ocupantes de efectos adversos a la salud y para proteger la edificación, sus sistemas mecánicos y sus contenidos de daños físicos o químicos. Sin embargo, los problemas de humedad son tan comunes en las edificaciones que muchas personas los consideran inevitables.

Sin embargo, esto no debería ser común, ni en viviendas, ni mucho menos en edificaciones destinadas a la industria. El control de la humedad relativa es fundamental para mantener, al menos, tres aspectos importantes al interior de un ambiente de trabajo industrial:

Higiene y confort de los trabajadores.

El control de la humedad al interior de ambientes de trabajo comienza a ser regulada en muchos países de América Latina. Para ponernos en contexto, la ASHRAE enfatiza la necesidad de controlarla no sólo para la eficiencia de los procesos industriales, sino para la seguridad de los trabajadores.  En la Norma (Standard) 62.1, que trata de la ventilación y la calidad del aire interior, limita la humedad relativa a un máximo de 65%.

Refiriéndonos a confort, los niveles de humedad relativa altos reducen la capacidad del aire a evaporar agua de la piel de las personas. Esto reduce la habilidad del cuerpo de mantenerse fresco y confortable. El aumento en la ventilación tiene un efecto totalmente diferente durante el invierno. El aire frío tiene la capacidad de retener muy poca humedad, pues cuando se introduce al espacio acondicionado se reduce drásticamente la humedad relativa interior. Durante un día de invierno cuando las condiciones exteriores son 2°C y 50% de humedad relativa, al introducirse a algún lugar, la humedad relativa caerá a 14%, donde la temperatura interior es de 21°C.

Eficiencia energética

La eficiencia de tus equipos de refrigeración depende en gran medida de lo controlada que se encuentre la humedad relativa al producir una condensación de vapor de agua en paredes y elementos, fenómeno llamado como punto de rocío. Cuando el vapor de agua se condensa, no sólo forza el funcionamiento de los equipos, sino que puede ser terrible para la producción.

Algunas normativas, como la  de la ASHRAE en la Norma (Standard) 90.1-2010 prohíben enfriar y después recalentar el aire de nuevo, con la excepción de ciertos procesos en los cuales es imprescindible hacerlo, logrando un avance importante en materia de sustentabilidad.

Mermas en la producción

La industria de los alimentos es un claro ejemplo de cómo un mal control de la humedad relativa puede provocar estragos en la capacidad productiva de tu empresa. En el caso de los cárnicos, un aire excesivamente seco provocará que el ambiente absorba la humedad que se encuentra en las moléculas de la carne, reduciendo la masa de la misma.

En el caso de las frutas y verduras, un ambiente seco provocará la misma reacción, afectando la corteza y pulpa del producto. Por el contrario, un ambiente excesivamente húmedo provoca una mayor emisión de etanol, acelerando el proceso de maduración y putrefacción de las frutas.

Pero los alimentos no son los únicos que sufren del mal manejo de la humedad relativa. En laboratorios médicos, por ejemplo, el control de microorganismos y materiales depende en gran medida de lo controlado que esté el ambiente al interior de las áreas de trabajo.

¿Qué hacer?

Si tus equipos de refrigeración no están funcionando como deberían, es probable que la causa se deba a un mal control de la humedad relativa. En estos casos, lo aconsejable es contactar con un especialista en refrigeración industrial, que se encargará no sólo de examinar los equipos y componentes utilizados en tu industria, sino de evaluar las condiciones de humedad relativa en tus plantas de producción.